miércoles, 29 de septiembre de 2010

Historia de los Girasoles


La historia del girasol no empieza en Rusia, así como algunas personas lo piensan todavía, sino en América, en un pasado muy lejano, cuando las gentes amerindias descubrieron que las semillas de girasol eran muy nutritivas.

A raíz del redescubrimiento de América esta planta viajó hacia Europa y despertó mucha curiosidad debido a su gran tamaño. El girasol se volvió entonces uno de elementos esenciales de la agricultura en Rusia. El Girasol, Helianthus annuus (del griego Helios - sol- y Anthos - flor) es una de las 67 especies del género Helianthus. Linnée la bautizó " annuus", es decir anual, porque en su época sólo se conocía esta especie anual de Helianthus.

Los botánicos consideran que existen ahora una docena de especies anuales de Helianthus. Todas las demás especies son vivaces y algunas son usadas como ornamentales (por ejemplo, Helianthus maximiliani). Una sola especie vivaz es utilizada como alimento: es el topinambo, Helianthus tuberosus, que a veces es llamada la alcachofa de Jerusalén, pero que no es una alcachofa ni es de Jerusalén. La mayoría de las species de Helianthus son originarias de América del norte.

Existen, sin embargo, algunas especies en América del sur que son especies breñosas y a veces arborescentes. Dentro de la especie Helianthus annuus, llamada girasol, podemos considerar tres grupos distintos:

* Plantas muy ramificadas que crecen en estado salvaje y que, a veces, recubren miles de hectáreas en América del norte, particularmente en regiones del oeste.

* Cultivares no ramificados, con grandes inflorescencias y gruesas semillas, desarrollados desde hace siglos para alimentación. El tamaño de las plantas puede alcanzar 6 metros y el diámetro de las inflorescencias puede alcanzar 80 cm. Los granos de ciertas variedades de girasol gigante pueden alcanzar 2,5 cm. de longitud.

* Cultivares, a menudo muy ramificados, utilizados con fines ornamentales cuyas flores coloreadas son de colores muy variados: amarillo limón, marrón, rojo, castaño... las flores pueden ser simples o dobles.

Es bastante difícil determinar exactamente el origen del uso del girasol entre los amerindios en la medida en que las semillas son mucho más frágiles que las semillas del maíz que, una vez seco, pueden conservarse durante milenios. Los investigadores han descubierto, sin embargo, granos dispersos en los sitios arqueológicos de América del norte y de Centroamérica. Las narraciones de los primeros exploradores nos permiten valorizar, no obstante, que el girasol fue considerado como una planta mayor por numerosos pueblos amerindios.

En el aspecto medicinal, los Zunis lo utilizaban para las mordeduras de serpiente cascabel; los Dakota lo utilizaban para los dolores de pecho; el Pawnees lo integraron a las recetas para el embarazo para que el recién nacido creciera de forma saludable; los Cochitis utilizaban el jugo fresco de los tallos para curar las heridas.

Ciertos pueblos, como los Hopis, tenían acceso a ciertos cultivares, cuyas semillas de color violeta proporcionaban un tinte para su ropa y cestería. En el plano de la alimentación, el girasol fue considerado como esencial y se preparaban pequeñas galletas que uno podía mordisquear para aliviar la fatiga instantáneamente.

Para ciertos pueblos el girasol era pues la comida por excelencia del guerrero. En el plano de los rituales, el girasol era igualmente un elemento esencial de la vida religiosa. Los Hopis se adornaban con pelo con girasoles durante las ceremonias religiosas.

Es, por ejemplo, un elemento de la cosmogonía de los Onondagas, junto con los frijoles, las calabazas y los diversos tipos de maíz. Se han encontrado esculturas de girasoles en madera en los sitios arqueológicos de Arizona.